Queridos amigos y hermanos:
Todos los domingos vamos a ofreceros el Evangelio que se lea en la Santa Misa y, además, el comentario del mismo realizado por el sacerdote José Antonio Pagola. Un abrazo a todos, Paz y Bien.
Evangelio según San Marcos 9,30-37.
Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera,
porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará".
Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?".
Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.
Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos".
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:
"El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado".
porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará".
Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?".
Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.
Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos".
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:
"El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado".
Comentario de José Antonio Pagola.
¿Por qué lo olvidamos?
Camino de Jerusalén, Jesús sigue instruyendo a sus discípulos
sobre el final que le espera. Insiste una vez más en que será
entregado a los hombres y estos lo matarán, pero Dios lo
resucitará. Marcos dice que "no le entendieron y les daba
miedo preguntarle". En estas palabras se adivina la
pobreza de los cristianos de todos los tiempos. No entendemos a
Jesús y nos da miedo ahondar en su mensaje.
Al llegar a Cafarnaún, Jesús les pregunta: "¿De
qué discutíais por el camino?". Los discípulos se
callan. Están avergonzados. Marcos nos dice que, por el camino,
habían discutido quién era el más importante. Ciertamente, es
vergonzoso ver al Crucificado acompañado de cerca por un grupo de
discípulos llenos de estúpidas ambiciones. ¿De qué discutimos
hoy en la Iglesia mientras decimos seguir a Jesús?
Una vez en casa, Jesús se dispone a darles una enseñanza.
La necesitan. Estas son sus primeras palabras: "Quien
quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor
de todos". En el grupo que sigue a Jesús, el que quiera
sobresalir y ser más que los demás, se ha de poner el último,
detrás de todos; así podrá ver qué es lo que necesitan y podrá
ser servidor de todos.
La verdadera grandeza consiste en servir. Para Jesús, el
primero no es el que ocupa un cargo de importancia, sino quien
vive sirviendo y ayudando a los demás. Los primeros en la Iglesia
no son los jerarcas sino esas personas sencillas que viven
ayudando a quienes encuentran en su camino. No lo hemos de
olvidar.
Para Jesús, su Iglesia debería ser un espacio donde todos
piensan en los demás. Una comunidad donde estamos atentos a quien
nos puede necesitar. No es sueño de Jesús. Para él es tan
importante que les va a poner un ejemplo gráfico.
Antes que nada, acerca un niño y lo pone en medio de todos
para que fijen su atención en él. En el centro de la Iglesia
apostólica ha de estar siempre ese niño, símbolo de las
personas débiles y desvalidas, los necesitados de apoyo, defensa
y acogida. No han de estar fuera, junto a la puerta. Han de ocupar
el centro de nuestra atención.
Luego, Jesús abraza al niño. Quiere que los discípulos
lo recuerden siempre así. Identificado con los débiles. Mientras
tanto les dice: "El
que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el
que me acoge a mí...acoge al que me ha enviado".
La
enseñanza de Jesús es clara: el camino para acoger a Dios es
acoger a su Hijo Jesús presente en los pequeños, los indefensos,
los pobres y desvalidos. ¿Por qué lo olvidamos tanto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario